La imagen habla por sí sola: cerca de diez inmigrantes, agotados, sobre
una valla de seis metros de altura. Mientras la Guardia Civil les pide
que se rindan, observan una explanada verde, frondosa, cuidada al
detalle. Pero el lujoso campo de golf de la frontera de Melilla acumula
críticas no solo por su ubicación, también por la gestión de sus
instalaciones, financiadas con dinero público y construidas gracias a
cerca de dos millones de euros procedentes de los Fondo Europeo de
Desarrollo Regional (FEDER) cuya finalidad es, supuestamente, "corregir
los principales desequilibrios de la UE".
No hay comentarios:
Publicar un comentario